Gladys Rodríguez conversó con Gonzalo Himiob

/
/
3069 Views

¿UN PAÍS DEMOCRÁTICO?

Por: Gladys Rodríguez

 

Previo a la manifestación del 1 de septiembre denominada “la Toma de Caracas” el Gobierno detuvo a dirigentes del partido Voluntad Popular, el gobierno acusaba y acusa a la oposición de orquestar planes de violencia, esto no es nuevo, las protestas son criminalizadas y argumentan que no es descontento es “complot” contra el Presidente Maduro. Dentro de ese marco, las detenciones ocurren y aparecen “supuestas pruebas” que entierran al disidente sea político, periodista, empresario, médico, agricultor en un sistema de injusticias, sin garantías, sin debido proceso. El brazo judicial con garras enormes y afiladas, envuelve y anula…este artículo es para Usted ciudadano opositor, acá les dejo una entrevista al abogado Y

Director del Foro Penal Venezolano Gonzalo Himiob sobre lo vulnerable que somos en este Sistema Político, este artículo va también para el mundo, tengan presente que en Venezuela, como asegura el abogado, la honestidad y buen proceder ya no es garantía.

GR: ¿Cómo abogado qué interpretación hace de las detenciones e imputaciones a dirigentes políticos de Voluntad Popular y la última a Braulio Jatar?

GH: Todas son expresiones claras del uso del sistema de justicia y de los cuerpos de seguridad como armas de la intolerancia oficial. En el caso de Voluntad Popular, está claro que se busca su neutralización como factor político, dado su carácter combativo y por el impacto que la prisión de Leopoldo López ha tenido no solo en Venezuela, sino a nivel internacional. En el caso de Braulio Jatar está claro también que se trata de una detención política, no solo dirigida a silenciar a un medio crítico al poder, como lo es Reporte Confidencial, sino además se busca consolidar una narrativa falsa, la del Gobierno, sobre lo que en realidad ocurrió en Villa Rosa. Por eso ni siquiera se le acusa por lo que en verdad molestó al gobierno, que fue la divulgación de la información sobre estos sucesos, sino por una supuesta legitimación de capitales que no tiene pies ni cabeza.

GR: ¿Cómo se pueden defender estas personas de los señalamientos que se les hacen?

GH: Lo primero que debemos aceptar es que se trata de persecuciones políticas, no jurídicas. En nuestra experiencia, en este tipo de casos hay que tomar en cuenta y trabajar en tres niveles distintos pero concatenados: El nivel jurídico, que es el más importante, lo que implica ejecutar todos los actos que sean necesarios para consolidar una defensa jurídica sólida; el nivel político, que implica buscar la concurrencia de la ciudadanía y de las fuerzas políticas en torno a estas causas como preocupación y esfuerzo común, y el nivel mediático, de manera que se mantenga la atención pública sobre estas situaciones. El peor enemigo de un preso o de un  perseguido político es el olvido.

GR: ¿Usted cree que las pruebas pudieron haber sido sembradas?

GH: No he tenido acceso a los expedientes, así que no puedo asegurarlo, pero ya ha ocurrido en otras oportunidades. De eso y de los testimonios ilegales de “patriotas cooperantes” anónimos es que normalmente se nutren estas causas.

GR: De ser así ¿Cómo se pueden defender? ¿Es su palabra contra la de un sistema?

GH: Como ya adelanté, hay que estructurar una estrategia definida que no descuide ningún aspecto y que mantenga la denuncia, nacional e internacional, sobre cualquier irregularidad o abuso.

GR: ¿Qué recomendación hace usted ante ese hipotético escenario, cualquiera podría ser víctima de lo mismo? ¿Cómo protegerse?

GH: En estos contextos, y ante un gobierno que se maneja como el nuestro, todos estamos expuestos y somos vulnerables ante los abusos. Creo que la mejor defensa, al menos así ha sido en nuestro caso, es la transparencia, no guardar cartas bajo la manga ni ser parte de “agendas ocultas” o violentas de ningún tipo. Cuestionar al gobierno no es delito, así que no hay que ocultarse ni ampararse en oscuridades para hacerlo, pues eso llama la atención y dispara las alarmas de los persecutores. Sin embargo, la verdadera tragedia es que, aún siendo lo más honesto y frontal posible, no hay garantías. La barbarie puede tocar las puertas de cualquiera de nosotros cualquier día.

 

Fuente: Caraota Digital