Stefania Migliorini: una abogada de presas políticas

/
/
1159 Views

KAORU YONEKURA | 08 MARZO 2023

“Creo que la gente habla más de ‘Venezuela se arregló’ y todavía muchos creen que un preso político es un político. En todos los centros la alimentación depende principalmente de los familiares. (…) Yo siempre quise estar en el Foro Penal y aquí estoy”. Stefania Migliorini resume así lo que hace: “Defender a los presos políticos en Venezuela”.

 

Cuando la abogada Stefania Migliorini comenzó a trabajar en la ONG Foro Penal lo hizo redactando las denuncias para el Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitrarias de las Naciones Unidas y las solicitudes de medidas cautelares ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Ahora, algunos años después, Stefania es la coordinadora del equipo jurídico de Caracas del Foro Penal.

La acompaño al Palacio de Justicia donde ya hay cafetín, pero los baños siguen fuera de servicio. Entre una audiencia y otra, hablamos de lo que hace: defender a los presos políticos en Venezuela, mientras se entera de que su hijo sacó 18 puntos en Química; que la sala penal del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) desestimó el recurso de casación de su defendido Igbert Marín Chaparro; que unos presos políticos recibieron una donación de alimentos y que otra audiencia del caso de Jesús Medina, el reportero gráfico, fue diferida.

“Estas son las cosas que me motivan y también me desmotivan” -dice-. Pero pronto recuerda lo mucho que le gusta su trabajo desde ese día en que Jesús Marcano “El abuelo del Foro Penal” llegó a la oficina preguntando por un abogado disponible para un caso y ella le dijo que quería estar, aunque sea para ver. Entonces, fue a la audiencia y se quedó con el caso.

“A la persona que estaba delante de mí no le pasaba el pago móvil y me dijo para que lo hiciera yo. Pero me acordé que el señor José Eloy está privado de libertad por una transferencia, y le dije que no a la persona que me pidió el favor”

-¿Cuál era?

-El del magnicidio frustrado, el de los drones.

-¿Qué más decir sobre este caso?

-Sé que lo grave es que, en efecto, hubo ejecución, no es que supuestamente se iba a hacer algo y no se hizo, es decir, sí volaron dos drones y por eso es uno de los casos más fuertes. Pero allí se condenaron a personas que pudieron participar y también a otras que no participaron. ¿La Fiscalía quería condenarlos a todos? Bueno, pero debió individualizar las acciones y no dejar el mismo delito para todos. Aunque te juro que, para mí, el señor José Eloy Rivas iba a salir, porque se logró demostrar su inocencia. Pensé que él y Emirlendris Benítez iban a ser de los pocos en salir. Hasta al chamito Winder Vásquez le dejaron el delito de encubrimiento porque él trabajaba en un mercado y, supuestamente, le llevaba la comida Henribert Rivas [sentenciado a treinta años]… Para mí, fue frustrante, me pegó mucho emocionalmente hasta un mes después de la decisión de la juez. Casi todos éramos los mismos abogados desde el principio. Un caso con tal resonancia debería tener otro balance.

-¿Cuántos casos llevas ahora?

-No he sacado la cuenta: caso Magnicidio frustrado; Operación Aurora, que es el de los pemones; Operación Libertad, que fue el intento de golpe de Estado de 2019; Operación Constitución, otro supuesto golpe de Estado en 2019; Jesús Medina; Marín Chaparro; Gloria Stella Castillo, una muchacha que detuvieron en los campamentos de Santa Fe en 2014…

-No recuerdo el caso de esa muchacha…

-Ella es la única que quedó de ese caso. Ella tiene medida sustitutiva de libertad por el numeral nueve, que es estar atenta al llamado del tribunal. El tribunal fijó apertura de juicio, pero no le notificó y le libraron orden de captura. El CICPC la fue a buscar a su casa en 2021. Menos mal le dejaron su medida cautelar y ahora está en juicio… Claro que ella parece estar privada de su libertad porque es vecina de Juan Guaidó.

-¿Otras presas políticas que te conmuevan como Gloria Stella?

–Todas las mujeres son importantes, pero me preocupa Emirlendris Benítez. Las otras mujeres de nuestros casos activos por lo menos ya tienen medidas cautelares de presentación, o sea, ya están afuera, excepto Emirlendris… Yo que estoy desde el día uno con ese caso te puedo decir cómo se ha deteriorado su salud y su estado anímico. Ella caminaba y ahora está en silla de ruedas. Vamos a cumplir cinco años con ese caso y ahí está lo que es la injusticia descaradamente, todas las torturas.

-¿Cómo haces cuando te coinciden las audiencias?

-Toca hablar con el tribunal. Ya me ha pasado: en una audiencia de continuación de apertura de juicio de Operación Libertad me tuvieron que esperar hasta las 8:30pm, porque yo estaba en una audiencia preliminar. Llegué con todo encima: cartera, laptop, expedientes, la toga. Por eso tratamos de que estemos juramentados los mismos abogados en los mismos casos. También nos pasó que teníamos tres audiencias simultáneas. Entonces, uno de los abogados entró a la audiencia de Operación Constitución, el otro entró en la de Operación Aurora y yo entré en la de Operación Libertad.

-¿Has tenido que escoger a cuál audiencia entrar?

-Este año sí, lamentablemente. Los casos están en juicio y eso no es una audiencia nada más. Pero lo peor no es eso, sino la espera. Pierdes mucho tiempo esperando cuando hay trabajo que hacer en la oficina.

-¿Alguna diferencia entre defender presos políticos a presas políticas?

-En cuanto al litigio no, el esfuerzo es el mismo. Pero las mujeres son más vulnerables por sólo el hecho de ser mujeres y por eso, el costo político, tienen más “puntos” que los hombres.

“Tampoco presto el teléfono para llamadas, para que no quede mi número por ahí, como pasó con el muchacho Gasparini [que también lleva Theresly Malavé] de la Operación Constitución (…) Uno se va llenando de precauciones”

-Hace unas semanas vino el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, las víctimas llenaron el formulario de la CPI, habrá elecciones primarias de la oposición en octubre y elecciones presidenciales el año que viene, hace unos meses se dio un canje de presos con el gobierno estadounidense…  ¿Cuál es la situación actual de las presas políticas?

-La misma. No hemos visto ninguna liberación política desde el 2020. Ninguna mujer. Ni siquiera a Ivonne Barrios, del caso de Matthew John Heath. Marifrancys Marcano sigue presa. Las hermanas de Richard Alemán tienen una medida cautelar y siguen en juicio. Ángela Expósito, cuyo caso lo lleva Theresly Malavé, sigue presa en el Helicoide, que es un centro de máxima seguridad. La DGCIM sigue siendo un centro tan estricto que ni permite salida al patio, y sigue controlando las visitas de familiares y abogados. En todos los centros la alimentación depende principalmente de los familiares, pero son estrictos con lo que permiten llevar, sobre todo en el INOF. Siguen los diferimientos de audiencias… Entonces, la situación sigue igual. En diciembre de 2022 hubo un rumor de liberaciones, pero no pasó nada.

-Si nada ha cambiado, ¿por qué no se habla de los presos políticos?

-En las redes sociales siempre se habla de ellos y cuando Alfredo Romero [director del Foro Penal] convoca una rueda de prensa los medios siempre nos apoyan, pero creo que la gente habla más de “Venezuela se arregló” y todavía muchos creen que un preso político es un político.

-¿Fiscales y jueces te tratan diferente por ser mujer o una defensa jovencita?

-El trato cambia por otras cosas. En cuanto a las fiscalías, no he tenido malos tratos, ni siquiera en la fiscalía 67, que es donde tenemos más casos de presos políticos. En la fiscalía 94 tampoco, que es la de derechos humanos. Pero en la mayoría de los tribunales te atienden mal y esto es desagradable. En los centros de detención no he tenido problema, salvo que una vez me metieron en un cuartico y me mandaron a levantarme la franela. Supe de una abogada que una vez, además del chequeo corporal, la requisaron. Le dije que eso no es normal ni a juro… En 2019 tuve un “problema” por otra cosa: un juez siempre me saludaba y me hablaba mal del Foro Penal. Yo no le paraba ni le decía que era del Foro. Un día un fiscal que conozco estaba con el juez y cuando llegué el fiscal me dijo: “¡Llegó lo más bello del Foro Penal!”. Desde ese día el juez me tiene en su lista de enemigos. En una audiencia de Operación Aurora a la que no pude entrar porque estaba en una audiencia de Magnicidio, le dijo a los privados que yo recibía miles de dólares y que en algún momento me iba a ver en el banquillo de los acusados. Ya ves que, a veces, mientras menos sepan que soy del Foro, mejor.

-¿Tienes miedo desde entonces?

-Sí me da miedo, claro. En ese 2019, durante un mes más o menos, yo llegaba a mi casa y veía una Vans blanca con papeles ahumados. Al ratico se iba. Ahora también me da más miedo por los jueces y los fiscales que por persecución. Pero me gusta lo que hago y no es porque tengo un sueldo de miles de dólares, porque eso es mentira. Yo siempre quise estar en el Foro Penal y aquí estoy, y como a todos en el país, me toca rebuscarme con divorcios, casos penales, porque tengo una casa que mantener.

-¿Cómo te cambió la vida desde la defensa de casos políticos?

-Te pongo un ejemplo: el fin de semana fui a comprar tomates a Coche. A la persona que estaba delante de mí no le pasaba el pago móvil y me dijo para que lo hiciera yo. Pero me acordé que el señor José Eloy está privado de libertad por una transferencia, y le dije que no a la persona que me pidió el favor. Tampoco presto el teléfono para llamadas, para que no quede mi número por ahí, como pasó con el muchacho Gasparini [que también lleva Theresly Malavé] de la Operación Constitución. No hablo mucho en las colas de pago de un estacionamiento… Uno se va llenando de precauciones.

 

Cortesìa de La Gran Aldea

Ver entrevista aquì